martes, 27 de noviembre de 2012

De cabañera a Salvatierra


El lunes 19 de noviembre Asier tenía que llevar 900 ovejas a su finca en Salvatierra desde las inmediaciones de la Borda de Roque, le acompañamos Pablo y yo. Esta borda está metida en el término de Salvatierra, aunque cerca de los límites de Ansó. Hubo que madrugar ya que, era mejor esperar para moverlas de donde había dormido el ganado, a tener que recogerlas dispersas si llegábamos tarde y habían movido por si solas.

 
 
Llegamos con tiempo suficiente para esperar un rato antes de mover todo el ganado. Pablo y yo nos enfrentábamos solos a todas las ovejas ...y los chotos. El objetivo era bajarlas a la pista y encaminarlas hacia el sur, en dirección a Salvatierra. Poco a poco las fuimos moviendo y dirigiéndolas hacia la pista, Asier al final nos echo una mano y colocamos el ganado donde habíamos previsto.
 
 
 

 
El por qué de habernos enfrentado solos en un principio, era debido a que Asier quería contar las ovejas en la pista y adelantó el coche para colocarlo estratégicamente y así forzar a que el rebaño pasase estirado y facilitar el conteo. Una vez realizado el conteo, fuimos avanzando y en este tramo Asier me encomendó una misión que parecía imposible, localizar una oveja que estaba bastante cerca de parir. Las pistas que tenía era que tenía braguero y llevaba esquila...????. También me comentó que lo normal es que si estaba en un estado avanzado de preñez se quedaría de las últimas y por eso me dejó en la parte final del rebaño y así poder localizarla mejor.
 



Cuando llegamos a la Borda Morico, entramos en el límite del monte de Ansó, la pequeña pradera y el agradable sol hicieron que el ganado se tomase un descanso. Los tres vimos el momento preciso para almorzar rápidamente. Antes de llegar a ese punto Asier ya había localizado a la oveja que íbamos buscando, ¡menos mal!, porque yo no veía nada claro eso de encontrarla sobre la marcha.

 
 
Después de esta parada, Asier me encomendó otra nueva misión, esta vez tenía que ir por delante despuntando con los chotos y unas cuantas ovejas, con el fin de que el resto siguieran detrás. No tenía muy claro si sería capaz, pero enseguida vi que sí. Todo va bien mientras no aparezca una yegua al galope en contradirección por la pista, posiblemente asustada por algo, y justo en el cruce de la pista con una trocha. La punta de ganado que llevaba por delante tambíen se asustó y como no, se dirigió hacia la trocha en lugar de seguir por la pista principal, ...¿vendrán todas detrás?,...¿conseguiré hacerme con los chotos para que vuelvan a su sitio?,...uff! que incertidumbre.
Al ver lo que pasaba desde atrás, Asier fue avanzando hasta la cabecera del rebaño , pero cuando llegó yo ya había colocado a los chotos y unas cuantas ovejas en el camino correcto y todo volvió a la normalidad.
 
 
 
 
Otra de las misiones que tenía era que cuando llegáramos (las ovejas y yo) a la cleta que vuelve a delimitar el límite de Ansó con Salvatierra, las parara para agruparnos todos y después volver a contar. Eso fue más fácil de lo que pensaba, pero durante el camino tampoco lo tenía tan claro.
 
 
 
 

 
Cuando llegamos a la carretera que une Salvatierra y Lorbés, Asier permitió que las ovejas entraran en unos campos y comieran y descansaran. Ahí nos sentamos un rato y estuvimos hablando de las cosas que habían pasado. Yo tenía unas sensaciones no fáciles de describir. El hecho de ir caminando plácidamente y rodeado de ganado durante toda la mañana era una cosa que nunca había hecho y me resultó agradable.
 
 
 
 
Solo restaba caminar unos pocos kilómetros por la carretera para llegar a la finca conocida como La Nisa, espectacular paraje donde el ganado disfruta de una gran pradera y nosotros disfrutamos de todo lo que vemos.
 
 
 
Siguiendo la carretera llegaríamos a Salvatierra y mirando hacia atrás observamos las casas que forman el pequeño núcleo de Lorbés. Asier nos comenta que en el pueblo no vive nadie fijo aunque si que abundan casas abiertas los fines de semana.
Nosotros a lo nuestro, mientras el ganado ya está disfrutando de la pradera, buscamos en el alto, donde conviven el antiguo corral y las amplias instalaciones modernas, el mejor sitio para comer de buena gana.
 
 
 
El sitio elegido por Pablo es muy bueno, aunque la comida que se esta planteando no se queda atrás.
 

 
 
 
El paraje de la finca La Nisa es espectacular. Desde donde nos hemos sentado nos está pegando un sol agradable de otoño, nos estamos poniendo las botas de comer, controlamos el ganado que está abajo en la pradera y tenemos unas vistas que muchos quisieran tener como fondo de pantalla de su ordenador en una oficina.
 
 
 
Solo queda esperar a que se esconda el sol y montar un pastor eléctrico donde encerrar el ganado y volver a casa. ¡Que gozada de día!
 
 

 

viernes, 23 de noviembre de 2012

Vuelta por los puertos ganaderos de Mazandú, Chipeta y Quimboa. Ansó

El pasado jueves 15 de noviembre Asier nos propuso a Pablo y a mi dar una vuelta por los puertos donde habían pasado sus ovejas el verano. Hace algún tiempo que le faltan 30 ovejas y no quería bajarse a la ribera sin echar un último vistazo.

 
Dejamos un coche en Zuriza por si acabábamos dando una vuelta completa en el caso de no encontrar nada en todo el día, y subimos con el otro hasta las parideras de Mazandú para iniciar el recorrido.
 
 
 
Asier se dirigió hacia Chipeta Bajo para subir por toda la arista hasta la punta, mientras que Pablo y yo subimos juntos hasta la caseta de Mazandú y a partir de ahí, el subía por el cerro dando vista al barranco de Chipeta y yo miraba todas las barranqueras de Mazandú por si los bichos en su día hubieran tenido algún percance fatal.
 
 
 
 
Pablo y yo nos juntamos pronto y, por delante y a la vista, teníamos los puertos de Chipeta Alto y Quimboa Alto, pero eso quedaba para más tarde. Antes había que echar un vistazo a Tortiella y Sayéstico desde las alturas, mientras observávamos las "boiras" que entraban por el fondo de los valles.
 
 
 
 
 
Los grandes y abundantes mojones de las mugas de los puertos dan idea de la importancia que ha tenido la ganadería en esta zona.
 
 
 
 

 
Dando vista todo el rato hacia Tortiella observamos que Oza también está cubierta por la bruma, ofreciéndonos unas vistas del valle espectaculares. Rápidamente llegamos al lugar donde habíamos quedado con Asier, y los tres juntos nos acercamos a observar, desde arriba otra vez y con ayuda de los prismáticos, el puerto de Sayéstico.
 
 
 
 

 
De todos los agujeros que miramos, ninguno era tan grande como el de mi estómago. Era mediodía y no quedaba más remedio que parar a comer. En medio de Chipeta Alto localizamos un buen sitio y paramos a difrutar de la comida. Dimos buena cuenta de casi todo lo que llevávamos, incluido el vino de la bota, que nos supo a poco ante la cantidad de comida que teníamos.
 
 
 
Menos mal que ya no teníamos que subir mucho, se trataba de ir dando la vuelta hasta la Collada de Petraficha y adentrarnos en Quimboa Alto para seguir mirando todos los agujeros.
 
 
 
 
En este punto nos volvimos a separar de tal forma que Asier y Pablo se dirigían hacia Pinaré por la falda del solano de Quimboa Bajo y yo rodeaba más arriba Quimboa Alto para dirigirme hacia Pinaré por el norte y así dar vista al Paco, la Foya y el Chinebral de Gamueta. 
 

 
 
Mientras disfruto de las vistas de las selvas de Gamueta, Mendive, Maz y Zaparreta me acerco al "campo de aviación" desde donde observo buena parte del recorrido efectuado durante el día.
Asier me avisa por la emisora de que han localizado una oveja suelta y me esperan para ver si podemos bajarla hacia Pinaré. Nos colocamos estratégicamente, yo por arriba, Asier por debajo con el perro y Pablo por detrás. La conseguimos llevar un rato pero aquello parecía un sarrio más que una oveja y lo que los tres pensábamos, al final ocurrió. En una carrera se paso al paco, por encima del Cubilar de Pinaré dejándonos con un palmo de narices a cada uno.
 

 
 
Después de comentar un poco la jugada y echar un trago de agua (porque vino ya no quedaba) continuamos bajando para llegar con las últimas luces del día hasta Zuriza en donde cogimos el coche que habíamos dejado por la mañana y fuimos a buscar el otro a Mazandú.
 

 
 

Aunque el número de ovejas perdidas supone un 0,1 % del rebaño, había que apurar todas las posibilidades por encontrarlas vivas o muertas. No ha sido así, ahora el rebaño se bajará a la ribera donde pasará el invierno hasta la próxima primavera cuando volverá a subir a los puertos como todos los años.
Por lo demás, hemos disfrutado de un espectacular día de otoño en el monte, con buen ambiente, buena compañía y buena comida, intentando hacer algo de provecho y observando como el monte se va preparando para el invierno.
 
 

 
 

 
 

domingo, 18 de noviembre de 2012

Jornadas técnicas de escalada. Ansó

El pasado fin de semana se celebraron en Ansó las Jornadas Técnicas de Escalada coorganizadas por la Asociación Deportiva Linza y AND Turismo Rural (Asociación de Turismo Rural Naturaleza y Disfrute).
El sábado por la tarde nos entretuvimos en la sala multiusos de la biblioteca de Ansó con dos proyecciones. Una de diapositivas que nos transmitía todo lo que pasa a lo largo de una expedición de escalada en Pakistán. Se trataba de imágenes desde los preparativos del viaje, pasando por la aproximación hasta el campo base y terminando con las vivencias en el lugar elegido, así como la escalada propia de dicha expedición formada por unas 20 personas entre porteadores, cocineros y especialistas.  La otra proyección se trataba de otro viaje de Gerardo, esta vez a Chile, y en lugar de diapositivas, se trataba de un DVD grabado allí en el que otra vez se describía toda la aventura de la escalada desde el principio hasta el final.
 
  
Mientras las diapositivas eran lanzadas sobre la pantalla, Gerardo nos contaba de una manera fluida, interesante y a la vez entretenida todas las peripecias, no solo de la escalada, sino de todo lo acontencido en el viaje. Esto fue así hasta que el proyector se apagó por un sobrecalentamiento. La solución fue sacar el proyector al balcón para que se enfriara y mientras, nos trasladamos de las vivencias transmitidas a través de las diapositivas de Pakistán, hasta la aventura filmada en Chile por otros compañeros de Gerardo y con él de coprotagonista.
Cuando el DVD terminó, volvimos a Pakistán para completar dos horas de proyección en las que nos juntamos unas 25 personas en una tarde lluviosa y que se pasó rápidamente.
 
El domingo 11 se trataba de poner en práctica el uso y el manejo de los sistemas de seguridad en la escalada. Nos juntamos 17 personas, de las cuales había gente que ya había escalado alguna vez y otros que nunca habían tenido contacto con las cuerdas y los mosquetones.
 
 
 
 
El lugar elegido para llevar a cabo esta práctica era Linza, pero el patrón de norte reinante hacía imposible la práctica en ese lugar. Cambiamos el emplazamiento e hicimos valer la orientación de la escuela de Repatauda para aprovechar el sol reinante en la parte baja del valle.
 
 
 
 
Aunque el espacio a pie de vía no es tan cómodo como el de Linza, la orientación de las paredes hacía que la temperatura fuera muy agradable lo que compensaba con creces las limitaciones descritas.
 
 
 
Como las jornadas tenían que ser para todos, Gerardo empezó con los que menos contacto con la escalada tenían. Comenzó por el nudo de encordamiento, se habló de la colocación correcta de las cintas en las chapas y de la forma correcta de "mosquetonear". Cada uno lo practicó hasta que salía fluidamente. También se practicó el montaje y desmontaje de reuniones, siempre con la seguridad como máxima imprescindible.
 
 
 
 
Mientras los primeros tenían muchos conceptos nuevos para asimilar y practicaban para conseguirlo, el grupo de los que ya habían tenido alguna relación con la escalada aprendían a utilizar correctamente los friends, montando reuniones improvisadas, observaban los posibles usos del reverso, el ocho, el sum, el gri-gri,...
 
 
 
 
El día iba a tener otra vuelta de tuerca y con el aprendizaje de distintos nudos y la combinación de éstos con cintas y mosquetones hacían que el montaje de polipastos fuera coser y cantar. Entre tanto, los que se iniciaban en el tema de la escalada ya se aseguraban solos y probaban las sensaciones de colgarse en una pared.
 
 
Con todo esto se hicieron las tres de la tarde y sin comer. Menos mal que alguno de los asistentes fueron previsores y llevaron algo para picar lo que facilitó todo el proceso.
Las jornadas terminaron con éxito, Gerardo se multiplicó durante las jornadas igual que una cuerda se multiplica en un polipasto. Fue un perfecto anfitrión tanto para los principiantes como para los iniciados y todos disfrutamos de un fin de semana al que le dimos la vuelta a la climatología.