sábado, 4 de mayo de 2013

Circular en Ansó. Fuente Alta-Borda Catalán-Trestallo

El pasado 23 de abríl, aprovechando el día festivo en Aragón, por fin decidí complacer las insistentes peticiones de Elia de hacer una excursión por el monte. Ya se le había acabado la temporada de esquí, trineo, muñecos de nieve y pilocos hacía unos días y ya no se conformaba solo con la bici y los patines.
Salimos sin madrugar con paso firme y decidido desde casa Elena, Elia, tío Pedro y yo y nos dirigimos hacia el Paco de la Fuente Alta con el objetivo de pasar la mañana y comer en el monte.



Tomamos el camino del paco de la Fuente Alta. Elia ya se conocía este tramo y le indicaba a su madre y a su tío por donde tenían que ir.



Desde el circular de la Fuente Alta se ha recuperado y señalizado recientemente un camino que, dando vista a Acharón, recorre el cerro pasando por la Collada Minerva hasta enlazar con el GR-15 que une Ansó y Hecho a la altura de la Borda Catalán.




El camino atraviesa densas umbrías y aéreas zinglas con vistas espectaculares en un trayecto que salva un desnivel de apenas 200 metros resultando cómodo y asequible para "todos los públicos".



Como siempre por el monte, Elia encuentra multitud de cosas para entretenerse. Esta vez su atención se concentraba en medir el nivel de agua de las numerosas balsas donde los jabalís realizan sus habituales baños de barro, además de seguir con atención el croquis que habíamos preparado la noche anterior para programar el recorrido, situándonos en todo momento en cada punto del recorrido.




Cuando llegamos al enlace con el GR-15 a la altura de la Borda Catalán decidimos alargar un poco la excursión y llegar hasta la Borda Techinero para comer de buena gana. Decidimos que si las yeguas estaban a gusto allí por algo sería, ...y allí que fuimos a comprobarlo.






Después de comer en el monte como le gusta a Elia, retomamos la bajada por el GR dirigiéndonos hacia el Trestallo y completar así una circular hasta Ansó.




Como siempre, en las bajadas se imponen las carreras, pese a la incomodidad de la mochila que va de un lado a otro provocando algún que otro roce, y asumiendo los posibles aterrizajes forzosos por el camino.





Al llegar a la parte baja del recorrido Elia busca la sombra y recupera líquidos después de la intensa y rápida bajada.
Aún nos quedaba otra interesante sorpresa un poco antes de llegar a casa. Al pasar por la alfarería, Blanca nos enseñó todas sus manufacturas, y no solo eso, además Elia pudo contemplar el proceso de dar forma a un plato de cerámica como solo los alfareros saben hacer.

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El día había sido completo, hicimos una excursión por el monte, comimos de "picnic" como tanto le gusta a Elia en un día espectacular y como guinda vimos como la artesanía, pese a las tablets, los ipad y el whatsapp, todavía perdura.














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