miércoles, 27 de agosto de 2014

Petrachema, Ansó.

El domingo pasado fue el día elegido para cumplir uno de los sueños de Elia, subir a Petrachema. Ya hace un par de años, desde que vio el pico por primera vez (ver entrada de Maz), ya preguntó para montañeros de cuántos años era. No le costó mucho madrugar y pronto nos pusimos en acción.



Elia corría ya desde el principio, yo le comentaba que aún quedaba mucho trecho por delante y que igual era más prudente caminar. Conseguí que me hiciera caso solo a ratos. A ella le está empezando a gustar eso de correr también en los ascensos ya que lo de hacerlo en las bajadas le ha gustado siempre,...¿tendré que empezar a prepararme para ir con ella al monte?...



Como todavía no sabe leer mapas, la noche anterior habíamos hecho un pequeño croquis del recorrido, la caseta del sobrante, la fuente de la foya Petrachema, el collado de linza, la arista,.... Cada vez que parábamos a beber agua o avanzábamos en el recorrido Elia curioseaba el croquis y observaba el avance de la jornada.



Antes de llegar al collado de Linza hubo un momento que me preguntó que cuándo iba a llegar el bosque. Pensé que se estaba aburriendo y decidí contarle cosas de los antiguos contrabandistas y carabineros. Ella no sabía ni quienes habían sido unos ni otros pero enseguida empezó a preguntar cosas. Era el sitio adecuado para hablar del tema, cerca teníamos las ruinas de la antigua caseta de los carabineros y a la vista teníamos todo el Barcal de Linza con el paso de la Escalerilla muy a mano, zona muy frecuentada por los protagonistas de la historia. Yo también disfruté un rato al contarle lo que mi abuela me contaba a mi respecto de las correrías de su padre en esta actividad. Al final Elia fue captando todo y, llevándolo todo a su terreno como suele ser habitual, preguntó que si su tatarabuelo corría mucho por el monte. Justamente me dio tiempo a decirle que si no lo habían pillado los carabineros al menos correría más que ellos, antes de salir como un tiro hacia el collado olvidándose por completo del bosque.




En el collado de Linza ya teníamos a la vista el objetivo y decidimos reponer fuerzas echando un bocado y volviendo a mirar el croquis. Hubo que ponerse algo de ropa ya que el viento era fresco y se notaba más al pararnos.





Retomamos la marcha y las carreras y pronto volvió a sobrar la ropa añadida en el collado. Antes de salir a la arista hicimos otra parada para comer un plátano y volver a añadir ropa al cuerpo ya que se intuía que iba a ser necesaria por el terreno afilado hasta la punta.




Elia estaba contenta y disfrutaba de ver que estaba llegando a Petrachema y que tenía muy a mano también la Mesa de Los Tres Reyes "que tampoco era para tanto". Mientras se asomaba a la arista para mirar, preguntaba que cuando íbamos a ir a la Mesa. Cada vez que se asomaba yo le decía que tuviera cuidado y no caminara mientras iba por el filo, que solo mirara, nunca faltaba la misma respuesta, "que si, pesau".



Llegamos a la punta y Elia exigió que en la foto de cima saliera la Mesa y las flores que alguien había colocado en el mojón cimero,...¡conseguido!.



Mientras disfrutábamos de la punta, del día, de otro pequeño tentempié, ...Elia decidió que teníamos que bajar lo más rápido posible y comer unos huevos fritos con chistorra en el Refugio de Linza. Antes de emprender la bajada, el hecho de contarle que estábamos en un pico que limita con Francia provocó nuevos juegos "mira papá tengo un pié en España y el otro en Francia".



Pasada la arista donde no le dejaba correr, volvimos a quitarnos ropa y emprender las carreras...



..."¡pero si hace un momento estábamos ahí arriba!".



Los dos habíamos disfrutado de lo lindo y en el Refugio repusimos fuerzas sin contemplaciones en un día perfecto para recordar.





lunes, 18 de agosto de 2014

Ansó-Foz de Biniés (Pardina de Cillas)-Ansó en BTT

El sábado 16 de agosto amaneció en Ansó de cierzo, como casi todo el verano. Hacia el mediodía disponía de un buen rato hasta bien entrada la tarde y decidí coger la bici para ir a dar una vuelta. Pensé en bajar a la Foz de Biniés por la pista de Fórcala y volver por la carretera. El hecho de volver por la carretera hizo que me decidiera a ir por Ezpelá para acceder a la pista de Fórcala en lugar de cogerla desde su inicio en las cercanías de Fago. Esta decisión implicaba tener que utilizar un camino que resulta no ciclable en alguno de sus tramos, sobre todo en el acceso a la zona conocida como el Marrón del Toro entre el final de la pista de Ezpelá y la Loma de Champuyó.




El tramo no ciclable hasta el Marrón del Toro es corto. Desde este punto hasta la loma de Champuyó, el camino mejora permitiendo rodar bastante, aunque hay puntos en donde hay que parar. Estos puntos de parada obligada serán menos dependiendo de la pericia del ciclista.




A partir de ese momento y tras un buen enlace hasta la pista de Fórcala solo nos queda disfrutar del cómodo recorrido.




Las vistas hacia todos los lados son espectaculares. Hacia el norte se observan las nubes agarradas a los picos más altos y en el Plano de la Sierra las ovejas buscan las matas para "acalorar". El sitio y la hora permiten que me de por comer algo, no hay prisa y el hambre hay que quitarla.




Tras la parada, pronto me zampé en la Collada Cornaval que da paso a un descenso largo y al principio vertiginoso con vistas a la Canal de Berdún, hasta que me desvié para acceder a la Foz de Biniés dejando la pista de Fórcala que me hubiese llevado hasta el mismo Berdún.




Después, otro desvío me da la opción de bajar a la Foz de Biniés por dos sitios, uno me dejaría en su parte alta, a la altura del aforo, y otro por el que decido bajar, me deja en la parte baja a la altura de la Pardina de Cillas.




La pista es buena, pero peor que la principal (la de Fórcala) y permite transitar bien, aunque alguna rodada resulta incómoda e incluso si te despistas, algo más.
Chaparros potentes hacen que decida parar para observarlos bien, creando un buen aliciente en la bajada, además de tener cada vez más cerca la canal de Berdún, el pueblo y la Foz de Biniés.




En unas pocas curvas pendientes me planté en la Pardina de Cillas. Al llegar a la valla que da acceso a la carretera observé un cartel informativo que en la parte alta no estaba ??? 




A partir de allí solo quedaba remontar el valle hacia arriba por la carretera hasta Ansó. Una parada para comer un poco de fruta en el puente de Santa Lucia mirando el río completaron un día redondo.