lunes, 23 de febrero de 2015

Loma Picoya-Pueyo Segarra con esquis de travesía. Ansó

El viernes pasado aún se pronosticaba buen tiempo, al menos durante la primera mitad del día. Jose Antonio, Pablo y yo decidimos probar suerte esquiando por Segarra. Digo probar suerte porque éramos sabedores de la costra incómoda que encontrábamos por casi todas las partes altas de la cabecera del valle y teníamos la esperanza de encontrar nieve bien transformada y cómoda por allí. Nos acercamos con el coche por la pista de Picoya hasta donde pudimos. Antes de llegar a la barrera y sin haber llegado a los 1000 metros de altitud ya calzamos los esquís con continuidad de nieve por todos los sitios.




Por la pista nos encontramos bastantes pinos caídos que fuimos sorteando poco a poco y sin demasiadas dificultades. Una vez dejamos la pista y remontamos por la Loma de Picoya, salvo algún momento puntual, el ascenso fue bastante cómodo.




Pasado el bosque, ya divisamos el perfil de nuestro recorrido que nos iba a acompañar durante todo el ascenso.




Al llegar a la divisoria, las vistas cambian por completo. El horizonte se amplía hacia Peñaforca, Castillo de Acher, Agúerri y Bisaurín, dejándose apreciar también el frente anunciado para esa misma tarde.




La ascensión comenzaba a tener ambiente y en una subida rápida e intensa nos plantamos en una preciosa y larga arista que nos conducía hacia nuestro objetivo, el Pueyo Segarra. Además de todos los rastros abundantes que habíamos visto por el bosque (jabalí, corzo, gato montés,...) desde la arista pudimos ver un potente bando de gorriones alpinos formado por unos 50 ejemplares y un grupo de sarrios que controlaban la distancia con nosotros y se movían seguros de que difícilmente los íbamos a alcanzar.





Mientras no paraba de echar fotos, fui cazado por la cámara de José Antonio que tampoco se resistía a la tentación.




Entre unas cosas y otras nos plantamos en el Pueyo Segarra sin darnos cuenta. De lo que sí que nos percatamos fue del aire frío que soplaba arriba y que hizo que no nos paráramos a echar ni un bocado y nos preparáramos para bajar zumbando. 




Una foto rápida hacia la cabecera del valle con vista hacia Ezcaurri mientras quitábamos las pieles y rápido, y con ganas, a pillar la bajada con una nieve primavera en su punto.Toda la pala de Segarra resulta espectacular. Bajada larga y con una pendiente suficiente como para disfrutar de una muy buena esquiada. Si además se coge en las condiciones que la pillamos nosotros, la cosa resulta difícil de describir.






Teniendo al lado los últimos giros marcados en la nieve y sobrevolándonos un ejemplar joven de águila real, decidimos echar un bocado comentando lo acertado que estaba resultando el día. La prueba que faltaba era la nueva pista de Segarra, de la que no dudábamos que le faltase pendiente. De hecho, con los cambios de nieve que encontramos allí, todos hubiésemos preferido algo menos en algún momento. No obstante resultó, como también preveíamos, un muy buen recurso para alcanzar la pista principal con esquís.



Alcanzada la pista principal, solo restaba bajar hasta donde se acabara la nieve, que era justamente donde estaba el coche. La bajada por la pista de Picoya también resultó cómoda. En las solanas, la nieve había transformado pero dejaba deslizar (podéis verlo en el vídeo) y en las umbrías aún nos atrevimos con unos cuantos piques de velocidad.