jueves, 28 de enero de 2016

Bisaurín y Foratón con esquís desde Lizara.

El lunes 25 de enero habíamos quedado Pablo, Nieves y yo para ir al Bisaurín. El día estaba despejado y la temperatura era anormalmente alta para un mes de enero. Eso si, en consonancia con el invierno que estamos pasando. En Lizara el rehielo había sido casi nulo y al poco de arrancar, Nieves rompió la fijación y se bajó al refugio para ver si encontraba alguna solución para su bien aprovechado equipo.




Pablo y yo continuamos hacia arriba trampeando por nieve muy muy justa hasta alcanzar la continuidad blanca algo más arriba.




En el Collado de Lo Foratón la cosa cambiaba de aspecto y lo que veíamos ya era otra cosa. Incluso al poco de arrancar en la pala paramos a poner cuchillas para subir más cómodos.




Había una huella muy buena de subida, con amplias diagonales entre la multitud de pisadas que habían quedado del fin de semana y que habían dejado la pala con un aspecto de campo de labor recién labrado. Solamente al final se perdía entre tanto rastro, pero permitió subir cómodamente buena parte del tramo.




Al ir ganando altura, como siempre que se sube a este pico, todo va quedando abajo muy pequeño, las vistas se van ampliando en el horizonte e incluso las nubes también se quedan más bajas.




Arriba perdimos poco tiempo, el aire era frío y no apetecía parar y comer algo. Decidimos bajar hasta el collado y allí tranquilamente almorzar.




En la bajada vimos como alguien nos hacía gestos con el bastón levantado... era Nieves que había cambiado las herramientas y se dirigía hacia la cima con raquetas. Pese a haber perdido poco tiempo en la punta, la transformación de la nieve había sido muy bestia. Habíamos pasado de subir con cuchillas a bajar, con cuidado, por una nieve podrida que se hundía por todos los lados. Eso favorecía a que Nieves pudiera avanzar sin riesgos por la pala y con raquetas hacia el Bisaurin.




En el collado, además de echar un buen tentempié, decidimos completar la jornada subiendo al Puntal Alto del Foratón. En la bajada normal hacia Lizara sabíamos que tendríamos que descalzar esquís antes de llegar. Desde el Foratón parecía que podríamos apurar un poco más esa circunstancia.




La elección fue de lo más acertada. En la bajada nos encontramos una nieve mucho más dura que la de la pala del Bisaurín y que nos permitió disfrutar de lo lindo. Además, haciendo un poco el jabalí, apuramos la nieve casi hasta el cauce del barranco de la Cueva del Oso, desde donde, por un cómodo camino, llegamos a las inmediaciones del refugio con muy poco porteo.





En el refugio esperamos a Nieves disfrutando de unas buenas cervezas y de una también muy buena acogida por parte de Jorge que acababa de llegar. Después de un rato de "charradeta" y de otra cerveza con Nieves volvimos a casa tan contentos.











martes, 26 de enero de 2016

Paseo con esquís por el Sabucar. Ansó

El viernes pasado, 22 de enero, después del disfrute del día anterior por Las Foyas, acudimos a la zona Jaime, Alberto, Pablo, José Antonio y yo con el fin de seguir disfrutando con los esquís. El día salió nublado y la previsión era de que a partir del mediodía entraba un frente con algo de precipitación, pero de poca importancia.




El rumbo no estaba del todo decidido pero nos dirigíamos en principio hacia las Ferrerías, desde allí las opciones eran los collados de Petraficha o Anzotiello, y después ya veríamos.




Conforme íbamos subiendo, las puntas se iban cerrando cada vez más y empezaba a escaparse alguna gota de agua pero sin importancia, no había que hacer caso, hasta el mediodía no llegaba el frente. Quedaba tiempo.





Mientras Pablo y Alberto no cedían y pasaban de ponerse la chaqueta yo decidí ponérmela ya que la lluvia, aunque poca, no paraba.




Cuando la cosa pasó de considerarse de poca importancia a ver que Pablo se paraba y se ponía la chaqueta, el empapón ya lo llevábamos todos menos Jaime que, convaleciente, se había dado la vuelta un poco antes.




Lo de Pablo fue visto y no visto, ponerse la chaqueta, quitar pieles y desaparecer hacia abajo por donde habíamos subido. Mientras, José Antonio, Alberto y yo cruzamos en diagonal para buscar una bajada directa que nos permitiera disfrutar aunque fuéramos empapados. Una pequeña remontada en diagonal, donde no hacían falta ni pieles para avanzar, nos dejó a la vista el recorrido a realizar.



Evidentemente las condiciones no eran las mejores y la calidad de la nieve distaba mucho de la del día anterior. Pero el descenso no estuvo mal, unos 500 metros de desnivel y de bajada directa hasta el río. Nos encontramos con Pablo que nos esperaba en la caseta del Sabucar y desde allí bajamos todos juntos hasta el coche, que Jaime se había encargado de tenerlo bien caliente. ¡Todo controlado!. En Oza paramos a quitarnos las botas y a cambiarnos ya que en Guarrinza la lluvia seguía siendo intensa.
No fue un buen día meteorológicamente hablando, pero si que permitió encontrar una bajada con muy buena pinta para repetir con otras condiciones. 









viernes, 22 de enero de 2016

Esqui de travesía en Ansó. Las Foyas, El Riste

Ayer, 21 de enero, amaneció despejado en Ansó. Habíamos quedado Pablo, José Antonio y yo para ir a esquiar. Nos desplazamos hasta Guarrinza y allí nos calzamos los esquís. En principio íbamos hacia Las Foyas con la idea de bajar desde El Riste hasta el río, en un espectacular descenso directo que hace tiempo que no hacemos.




Aunque se podía subir, observamos que el barranco de Las Foyas estaba algo escaso de nieve y había que trampear para cruzar las barranqueras. Decidimos subir por el Cerro Macarán que a través de la Calzada Romana nos colocó en Añarón con buena continuidad de nieve.




En estos tramos, la nieve tenía una considerable costra que no impedía el avance cómodo y además con el día que había salido, estábamos convencidos que al bajar desaparecería.




Pasados los 1700 y en orientación norte, la nieve era polvo. Tenía una base dura y el abrir huella resultaba cautivador, ¡que suavidad!.




Aunque yo tenía ganas de hacer lo de bajar directo desde El Riste hasta el río, la tentación de esquiar por esas suaves laderas con esa nieve hacia el otro lado se iba apoderando.




Una vez arriba, a disfrutar de las vistas, comentar las posibilidades de bajada, y muy importante... ¡almorzar bien!.




Pese a que tendríamos que volver a poner focas para remontar hacia Añarón para bajar por donde habíamos subido, la esquiada por nieve polvo, con todo para nosotros, se impuso, y el disfrute resultó brutal.




Después de la gozada, tocaba la consabida remontada. El sol apretaba de lo lindo, pero eso favorecía para que la costra encontrada por la mañana fuera desapareciendo.




Así fue, y tras una cura de urgencia de las botas de Pablo que el mismo solucionó por ser prevenido, a seguir disfrutando de una bajada por el Cerro Macarán, esta vez con nieve primavera.





Buscando, buscando, conseguimos salvar el barranco con cuidado de evitar estropear los esquís. Espectacular día de esquí bien aprovechado, que ya tocaba, y dejando pendiente la bajada pensada en un principio. ¡Que gozada!