jueves, 21 de diciembre de 2017

Un Bisaurín de incertidumbre con esquís

Ayer miércoles, 20 de diciembre, quedamos para ir al Bisaurín Pablo, Iñigo, Miguel y yo. En Lizara nos recibió algo de aire por la mañana y asumíamos una mínima porteada por las imágenes que habíamos visto en la webcam del refugio.




Antes de la Fuenfría ya habíamos calzado los esquís y con un poco de trampeo y de esquí-hierba te librabas de descalzar para subir. 




Antes de la llegada al Collado de Lo Foratón la mitad de la expedición decidió pasar de los esquís y ponerse los crampones, ante la dureza de la nieve. Los que mantuvimos las cuchillas, justo en el collado, decidimos pasar también a crampones.




En el ascenso al collado, nos cruzamos con varios montañeros que se daban la vuelta en su intento de subir al Bisaurín. Nos informaban que las rachas de viento eran muy fuertes y que les impedían seguir con seguridad. Al llegar al collado nosotros, ante el viento y la dureza de la nieve pensamos hasta en dejar los esquís allí e intentar subir solo hasta donde se pudiera.




Finalmente echamos los esquís a la mochila, y acertamos. Hasta el punto de que, excepto Pablo que no quiso quitar el "modo" alpinista, a mitad de pala volvimos a calzar esquís y pudimos foquear hasta la cima.




Una nieve polvo prensada por el viento nos permitía avanzar bien por la pala y nos dejaba pensar que la bajada, al menos en esos tramos, iba a estar bastante aceptable para lo que se preveía en el collado. Y, desde luego, ya con lo que veíamos, no nos arrepentíamos de haber subido los esquís.




Una vez en la cima, además de las vistas de siempre, un voluntario se ofreció para hacernos la foto a los cuatro, dejándonos bien claro que si tuviera que esforzarse para picar piedra no hubiera sido lo mismo.




Salvados unos primeros tramos algo irregulares, nos enfrentamos a la pala sabiendo que la íbamos a disfrutar. Todavía mejor de lo que esperábamos encontramos la bajada por una nieve uniforme que permitía más de lo que pensábamos.




Buena sorpresa nos llevamos cuando al llegar al Collado de Lo Foratón, la nieve dura de la subida había trasformado y también permitía disfrutar de lo lindo. Así, algunos nos animamos a llegar con esquís hasta el refugio, mientras otros mas conservadores cuidaban los esquís en la mochila.



Un día en el que las expectativas no eran de lo más halagüeñas, pero que poco a poco la jornada fue dando de sí,...y mucho.
Unas cañas en el Refugio de Lizara, para comentar los mejores momentos, culminaron una buena jornada de monte en muy buena compañía.











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