sábado, 19 de agosto de 2017

Circular por Chipeta Bajo desde Tachera. Ansó

El pasado martes 15 de agosto, aprovechando el día festivo, nos fuimos con Elia al monte. Teníamos intención de subir a Chipeta. Desde que estuvo en el campamento de Oza este inicio de verano, lo tenía en mente tanto como el Castillo de Acher. Era el momento de probar a subir a Chipeta aunque la previsión anunciaba tormentas a partir del mediodía.




Si las previsiones se cumplían teníamos el tiempo mas o menos justo para llegar de vuelta sin mojarnos. No obstante habíamos subido ropa de repuesto, que habíamos dejado en el coche, por si acaso.




Pronto las nubes amenazadoras empezaron a echar agua. Nos coincidió en el tramo de bosque y, mientras nos pertrechábamos con los chubasqueros, aguantamos el chaparrón hasta que se pasara.




Mientras se aclaraba por un lado, se oscurecía por el otro y la inseguridad e incertidumbre era lo que reinaba en el momento. Dejó de llover pero decidí dejar el camino que nos llevaba hacia el Collado de Petraficha y aplicar el "plan b" que siempre hay que llevar en mente.




Decidimos remontar hacia la planada de Chipeta Alto sin pasar por la Foya de Chipeta, teniendo así la posibilidad de bajarnos de forma rápida por Chipeta Bajo si las cosas se complicaban.




Llegamos mas o menos tranquilos hasta la amplia loma que lleva a la punta de Chipeta Alto trazando un recorrido que a Elia le gustó. "Aunque no hay camino, parece que vayamos por uno" decía. Yo mientras, vigilaba las nubes que engordaban por Navarra




Cuando ya quedaba lo más fácil, vi como las nubes gordas empezaban a descargar con ganas. Le comenté a Elia que teníamos que volver y casi seguro que nos iba a pillar. Lo asumió bastante bien pese a que nos quedaba muy poco para llegar y sin pensárselo echó a correr para abajo.




Al llegar al cubilar ya se había pasado todo. "Mucho ruido y pocas nueces". Apenas cuatro gotas gordas nos cayeron y la tormenta no nos pilló, ni siquiera sacamos los chubasqueros. "Vaya chasco, podríamos haber subido hasta la punta". Para colmo las "chordigas" (ortigas) del cubilar hicieron de las suyas en el brazo y la pierna de Elia. No sabía si escocía o dolía, pero era muy molesto.




Para distraer su atención ante las molestias, le propuse bajar hasta el barranco de Petraficha por una canal que luego se convierte en un pequeño canchal, en lugar de por donde estaba previsto. Recordaba la canal descompuesta y algo expuesta en mejores condiciones de lo que estaba. Hacía tiempo que no enredaba por allí y queda claro que no es lo mismo ir tu al monte, que llevar a alguien. 
En la foto anterior se ve una lengua sin vegetación en la parte superior derecha por donde se baja sin problemas y la canchalera que hay al lado, que es por donde bajamos nosotros.



Elia me comentaba el alivio que había tenido después de meter la mano en el agua fresca. Pese a que habíamos abortado la idea inicial, a Elia le había gustado el recorrido, que sino no hubiese conocido. Habíamos realizado una circular por Chipeta Bajo y habíamos animado la mañana con un destrepe improvisado, y no fácil, que no le disgustó. Eso si, lo de las "chordigas" no le había hecho ninguna gracia y esperaba no "chordigarse" más por el monte. También tenía claro que, en pudiésemos, había que volver a intentar subir a Chipeta Alto.