jueves, 1 de febrero de 2018

Mallo de Lacherito. Ascenso por Plana Diego, descenso por Barcal de Linza

El pasado martes, 30 de enero, y tras un fin de semana largo de faenas caseras me apunté con Pablo, Aro y Unai para ir a donde fuera. No tenía ni idea de hacia donde iban a echar los cuartos pero me daba igual.




La nevada del viernes anterior permitió mejorar, y mucho, las condiciones en Linza. Sin echar cohetes pero se podía, al menos subir, por las solanas sin tener que portear, lo que permitió pensar en ir al Mallo de Lacherito por la Plana Diego.




Tan solo en el Achar del Caballo tuvimos que descalzar los esquís y de manera puntual. Después, trampeando pudimos llegar al Puerto de Plana Diego, tras un flanqueo en el que yo decidí poner cuchillas.




Con el objetivo a la vista y con el fresco de la sombra avanzábamos cómodamente. Conforme nos acercábamos a la pala se veían las huellas de los que habían estado disfrutando de la nieve durante un fin de semana con un tiempo buenísimo.




Veíamos que la pala del Mallo estaba trillada, pero que nadie había bajado saltando la cornisa, nos quedaba la duda del porqué, pero hasta que no llegáramos a la punta no sabríamos si podríamos saltarla. También echábamos la vista atrás para mirar el corredor norte del Chinebral que no tenía mala pinta, ...




Seguíamos avanzando pero, ante la vista que ofrecían los ventanales naturales, no dudábamos en detenernos a mirar, ...y disfrutar.




Una única huella en la pala, con un trazado comodísimo, hizo que nos plantáramos arriba casi sin enterarnos. Por unos pocos metros helados decidimos ponernos los crampones para llegar a la punta.





Un día perfecto. Despejado y sin viento permitía disfrutar del entorno en unas condiciones más que favorables. 




Tras el Achar de Alano divisábamos el Moncayo y también distinguíamos bien San Donato y Aralar.




Decidimos descender saltando la cornisa y digerir del subidón de adrenalina girando por la extraordinaria pala del Mallo de Lacherito.



Jugando en el descenso hacia el Barcal de Linza buscamos la pala de la Foya Manaté en lugar de trazar su diagonal. Aún quedaba algo de polvo por las umbrías que llevaban a la Foya de los Ingenieros donde nos encontramos con la pista de fondo pisada, y en donde ya se veía el ambiente de entrenamientos del Triatlón del próximo domingo. 
Buenas condiciones, buena nieve, buen ambiente y un día espectacular me permitieron disfrutar, y mucho, después de unos días de pasar envidia encerrado en casa.