lunes, 28 de noviembre de 2016

Picos Arlas y Soum Cuoy. La Pierre Saint Martin-Arette

Ayer fue el día elegido para dar inicio a la temporada de esquí. Mientras que el sábado amanecía nublado y durante el día la lluvia fue la protagonista mas de lo previsto en Ansó, ayer domingo el día salió despejado y la previsión era que así se mantendría. La idea era evitar el porteo y salir con los esquís calzados desde el inicio. Así que decidimos acercarnos hasta la estación de esquí de Arette y una vez allí ya veríamos que hacíamos.




Aunque la lluvia había hecho acto de presencia a la vista de lo que observábamos, la nieve cubría totalmente la base de la estación y permitía salir con los esquís puestos como pretendíamos. Arrancamos hacia el pico Arlas decididos y con ganas de estrenar la temporada.




Lo que tiene el primer día de temporada. Mientras mirábamos la trazada hacia el Anie, la vista se nos iba a la punta del Arlas que teníamos tan cercana y tentadora.





Con la excusa de cambiar un poco e improvisar, decidimos remontar hasta la punta y esquiar todo hacia la olla donde hace años se instalaba un pequeño remonte. En la sombra la nieve polvo se mantenía y, ante esa tesitura, ya estaba decidido por donde íbamos a bajar.




Pillamos los primeros giros de la temporada con ganas. La nieve polvo daba paso a nieve primavera facilona y disfrutona en las zonas mas soleadas y bajas. 




Pusimos pieles y remontamos hacia la pista conocida como el Bulevar de los Pirineos con espectaculares vistas hacia el Anie y el Soum Cuoy.




No éramos pocos los que habíamos elegido la zona para iniciar la temporada y una buena concentración de gente se amontonaba en la parte final del ascenso al Soum Cuoy.




Entre tanta gente no podía faltar Popol "la leyenda". Nos saludamos, y nos emplazamos para vernos en la próxima...



Disfrutamos de las vistas, del día y de la nieve antes de descender cómodamente por las pistas pisadas y preparadas de la estación.



Un día tranquilo de principio de temporada que nos supo a poco. Eso si, el haber terminado tan pronto nos permitió volver con buena hora a Ansó, no solo para comer sino para tomar antes un buen vermú.









domingo, 13 de noviembre de 2016

Punta el Raso, Ansó. "¡Lo prometido es deuda!"

Desde que en la Marcha Senderista pasada Elia se quedó con las ganas de subir a la Punta del Raso, raro era el día que no me recordara que teníamos que ir. Tras una semana en que el tiempo no había dejado muchas opciones, se pronosticaba cierto margen matutino seco para ayer sábado. Parecía una buena opción que no era cuestión de desaprovechar.




Salimos de casa con un cielo velado pero con una temperatura agradable que invitaba a dar un buen paseo. Como siempre, las curiosidades resultaban todo un entretenimiento por el monte.




Tampoco deja de ser entretenido todo lo que me cuenta Elia. Entre la imaginación y la realidad, a veces me pierdo, porque a ratos tengo que desconectar y no es cuestión de hacerle repetir según que cosas. Ayer, sin más, entre otras muchas historietas, nos encontramos un gorro de duende y todo porque nos habíamos puesto una hierba en la boca como Pedro, el de Heidi.




Otro buen rato enlazó los experimentos que hacen en la escuela, con los que hace con su abuelo en casa, hasta que yaya les echa la bronca por ensuciar. Me explicó el sentido del giro de los remolinos de agua según los hemisferios, también el desvío del eje de la Tierra y como estaríamos posicionados sin ese desvío....y algo de la gravedad que no me quedó muy claro, aunque se esforzó al máximo en explicármelo.




Antes de llegar a la Collada Baja también me contó como Alba, en yoga, les enseña a respirar y alguna de las posiciones o posturas que más le "molan".




En el cordal hacia la Punta el Raso le tentó echarse a correr para llegar antes que yo, pero al final se le hizo largo y se me enfadó un poco por no dejarle llegar a ella primero. Pero pronto se le pasó al ver el vértice geodésico..."¡anda, es como el de la Punta Maz!"




Un tímido sol nos permitió comer un buen bocado en la misma punta, al resguardo de unos "chinebros". Comimos queso, chorizo, lomo, galletas y chocolate, y con eso en el cuerpo, decidimos bajar. Un nublado sospechoso por la parte alta del valle, unido a que la predicción daba algo de agua por la tarde, nos hizo decantarnos por una bajada más directa en lugar de bajar hacia Las Palomeras  y tomar el GR como se hizo en la última Marcha Senderista




Retomamos parte del recorrido de la primera Marcha Senderista que se realizó hace doce años y así no repetimos trazado por la parte alta de la excursión y aprovechamos para ver la Borda Alberro en donde Elia disfrutó con su estructura.




Se trata de una caseta hecha de piedra, con un curioso tejado, también de piedra. Su forma exterior aparentemente normal da paso, al entrar, a ver una bóveda interior que forma una cúpula redondeada y que se cierra con la chimenea. Toda una joya de las que quedan pocas en pie y que resultaban bastante habituales por la zona.




Empalmado ya con el tramo de subida, pudimos recoger unas cuantas "fonguetas" que nos cenaríamos al día siguiente, ya que esa tarde de sábado tenía que continuar en las fiestas de San Martín en Hecho, en donde Elia se encontraría con sus amigas.



La lluvia llegó más tarde, pero no aguó la excursión, ni tampoco San Martín en Hecho donde los dos disfrutamos después de un paseo entretenido y bien majo, saliendo con la mochila y las botas desde la puerta de casa.